¡Hola de nuevo, chicxs!
Hoy venimos a hablaros de uno de los lugares quizás mas desconocidos de Barcelona: la Colonia Güell. Porque sí, conocemos algunos de los edificios construidos por Gaudí gracias a Eusebi Güell en Barcelona (el Parc Güell, el Palacio Güell o los Pabellones Güell) pero la Colonia junto con su Cripta, al no encontrarse en la ciudad de Barcelona y estar algo escondido es más ignorado, pero no por ello peor (ni mucho menos).
Para entender la construcción de la propia Colonia tenemos que remontarnos a finales del siglo XX, cuando el empresario y político Eusebi Güell decide invertir en la industria textil, en este caso de terciopelos y panas; no obstante, y contrariamente a lo que se venia haciendo en las ciudades, Güell decidió alejarse de los conflictos sociales que predominaban en la ciudad y construir desde cero una colonia por y para sus obreros en Santa Coloma de Cervello. Aquí, los obreros tendrían sus casas al lado de las fábricas, erigiendo de esta forma una pequeña ciudad. Lo que consiguió además fue implementar mejoras sociales que garantizaran un salario regular para los obreros en unos años de crisis económica. Hay que destacar que, en su mejor momento, la fábrica contó con mas de 1.200 trabajadores (ahora son menos de 800 residentes)
¡Ojo, una cosa hay que remarcar! El motivo principal por el que Eusebi Güell construyó la Colonia fuera de Barcelona no fue la mejora de las condiciones de los obreros, sino alejarles lo máximo posible de la problemática y los levantamientos sociales que se estaban sucediendo en la ciudad y que cada vez eran más agitados. Logró “controlar” a sus obreros aislándolos del conflicto, haciéndoles dependientes de la Colonia y, a su vez, fue capaz de concederles mejoras laborales impropias de la época. Es lo que se dice matar dos pájaros de un tiro
Consiguió en menos de diez años construir una red de fabricas utilizando carbón en vez de energía hidráulica como se venia haciendo y transportando los materiales mediante una red de railes y vagonetas que recorrían todo el recinto.
Para afianzar el concepto de pequeña ciudad, el proyecto de Güell constaba de hospital, fonda, escuelas, comercios, una cooperativa y, por supuesto, una iglesia. Y quien mejor que su gran amigo Antoni Gaudí, que ya había realizado para Güell los Pabellones de Pedralbes y el Palau Güell.
¿Por qué, entonces, se llama Cripta Güell y no Iglesia? Lo cierto es que Gaudí nunca llegó a poder terminar su proyecto. Un proyecto iniciado en 1908 que consistía en dos naves, una inferior y una superior. Pero mientras Eusebi Güell le dio carta blanca para realizar, sin límites de presupuesto, lo que Gaudí quisiera, a su muerte sus hijos (nada más y nada menos que diez hijos tuvo Güell), decidieron no seguir financiando las obras del artista catalán y finalizó el proyecto con tan solo la Cripta construida. Sin embargo, y pese a estar inacabada, no os vais a quedar con ganas de más ya que fue quizás la primera obra en la cual Gaudí consiguió impregnar todas y cada una de sus innovaciones arquitectónicas.
Gracias a esa carta blanca que en un primer momento le fue concedida, la idea de Gaudí iba en la futura línea de la Sagrada Familia, siendo la Cripta un conjunto de experimentos de nuevas ideas estructurales y arquitectónicas que posteriormente aplicó en la Sagrada Familia.




Una de las peculiaridades en las obras del arquitecto y que también se pone de manifiesto en la Cripta es la integración que hace de sus construcciones en la naturaleza, reflejándolo no solo en sus características formas geométricas sino también en sus materiales y colores. Así, su parte inferior exterior esta construida a base de piedra basáltica negra y ladrillo quemado ya que, el terreno a ras de suelo es bastante oscuro. No ocurre así según alzamos la vista ya que los pinos que rodean el lugar colorean el paisaje de marrón rojizo, tal y como Gaudí hace con la Cripta, dotándola del ladrillo común. Si hubiera podido finalizar su proyecto, los colores más superiores de sus torres hubieran sido el verde de las ramas, junto con el azul, amarillo y blanco del cielo.


En cuanto al interior…¡descubridlo vosotros mismos, porque es algo tan espectacular que las palabras técnicas se quedarían cortas!



Solo deciros que Gaudí también diseñó el mobiliario del interior, es decir, los bancos y las pilas de agua bendita, esas últimas construidas con grandes conchas marinas de Filipinas (donde Gaudí tenía algunas de sus empresas).


Pero la visita no acaba únicamente en la Cripta Güell. También hemos de recorrer un pueblo que parece haberse anclado en principios del siglo XX. A pesar de que Eusebi Güell consiguió alejar la Colonia de la mala situación social que se vivía en Barcelona, finalmente llegó el movimiento sindical y las reivindicaciones obreras que consiguió, al inicio de la Guerra Civil que fuera gestionada por los trabajadores. Cuando la Guerra Civil llegó a su fin, volvió a manos de los Güell quienes se lo vendieron a otra familia de industriales, siguiendo con la actividad textil. Hasta que, en la década de los años 70, la crisis textil provocó su quiebra total.




¿Qué pasó entonces con la Colonia? Las casas se fueron vendiendo a los obreros y sus familias, y las fábricas a diferentes empresas. Pero gracias a esa lejanía con respecto a la gran ciudad, consiguió mantener la esencia industrial hasta hoy en día y ha llegado a nosotros en forma de pequeño oasis.




Y este pequeño oasis ha conseguido el titulo de Bien de Interés Cultural teniendo en su interior la Cripta Güell declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. ¡Así que es un imperdible si vivís o venís a visitar Barcelona!
INFORMACIÓN PRÁCTICA
Precio: 9,50 euros por persona. ¡Ojo! Cuando nosotros fuimos en Junio había un 50% de descuento y actualmente hay un 20%. Podéis ir mirando ya que hay ofertas variables. (Sinceramente, para nosotros 9,50 euros por persona es algo caro ya que el único edificio en el que podréis entrar será la Cripta.)
La entrada incluye la entrada a la Cripta Güell, así como una audioguía a lo largo de la Colonia. Esta audioguía es práctica en algunas de las zonas, no tanto en otras, ya que, echamos en falta información sobre quién fue Eusebi Güell (por ejemplo para alguien que no lo sepa), su relación con Gaudí e, incluso, que el recorrido fuera más cronológico ya que la función de las fábricas es lo último en contar. No obstante, os introduce bastante en el ambiente y no se hace pesado.

Sabemos que ahora han conseguido de nuevo ofrecer visita con guía, pero cuando fuimos nosotros aun no era posible. Yo, como antigua guía de turismo, siempre abogo por la función del guía, que os aportará mucho más que una máquina.
Cómo llegar: con el ferrocarril desde Barcelona es muy fácil, con parada directa en la estación Colonia Güell. (lineas S3, S4, S8 y S9 que salen desde Plaza España). Una vez lleguéis, tendréis que seguir un camino de huellas negras que os indicará la primera parada: oficina de turismo.
Si vais en coche, hay un parking bastante amplio donde podréis aparcar sin problema.
Horario: solo abren fines de semana y festivos por la mañana.
Y hasta aquí nuestro post de hoy. Como os hemos comentado, es una visita bastante inusual incluso para aquellos que vivimos en Barcelona pese a no estar a más de 30 minutos de la ciudad. Al mismo tiempo, es bastante curiosa al encontrarte como anclado en los años 10 o 20 y observar la obra de un Gaudí que puso toda la carne en el asador. 100% recomendable
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