Hola de nuevo chicxs!
Tras unas vacaciones algo diferentes, volvemos con varias novedades. Y entre ellas está nuestro viaje a las Islas Canarias, con algún que otro tropiezo (visita a las urgencias tinerfeñas incluida).
Si recordáis, hicimos un Post sobre nuestros preparativos y planes para el viaje (https://patadasalmapa.com/islas-canarias-a-la-tercera-ira-la-vencida/). Pues bien, como suponíamos, varios de esos planes fueron modificados o cancelados según estábamos en carretera.
Al ser un viaje largo por varias de las islas, iremos una por una desentrañandoos todos sus misterios (y los nuestros). En esta ocasión empezaremos por Lanzarote, seguramente nuestra isla preferida y es que ¿a quién no le gusta Lanzarote?
Como bien sabéis, Lanzarote es una isla perteneciente al archipiélago canario, con poco más de 150.000 habitantes y Reserva de la Biosfera desde 1993 estando el 42% de su territorio protegido. Es la isla más volcánica de las 8, considerando el concepto “más volcánica” no por la cantidad de volcanes (que también) sino más sencillamente por su “estética” al estar permanentemente andando por la Luna (sin saber nosotros cómo es andar por la Luna).
A continuación, y a modo de diario, os vamos a hacer un “breve” resumen de nuestra estancia. Tened en cuenta, eso sí, que todos nuestros datos y vivencias corresponden a mediados de Agosto en tiempos de Covid.
DIARIO D:
- Dia 1: Barcelona – Costa Teguise – Arrecife
- Dia 2: Caldera Blanca y Caldereta – Playa de las Malvas – Casa Museo del Campesino – La Geria
- Dia 3: Timanfaya – ¿Playa del Paso? – Charco Verde – Salinas y Playa de Janubio – Papagayo
- Dia 4: Jameos del Agua – Cueva de los Verdes – Punta Mujeres – Mirador – Caleta del Mojón
- Dia 5: Jardín de Cactus – Teguise – Charco del Palo – Famara
- Qué se nos ha quedado en el tintero
DÍA 1: BARCELONA – COSTA TEGUISE – ARRECIFE
En vuelo directo, nos presentamos en Lanzarote a las 12:35. Como fue tan sencillo realizar los tramites del coche que ya teníamos reservado, en seguida pusimos rumbo a Costa Teguise, una localidad muy cercana al aeropuerto (NO confundir con Teguise).
Costa Teguise es una de las principales zonas de turismo extranjero de la isla, algo que no es muy difícil de intuir nada más ponemos un pie. Además, cabe destacar que, este año con el tema Covid y las restricciones que ha habido hacia el turismo, estaba mucho más vacía de lo normal. Nos dimos un breve paseo por la Playa de las Cucarachas, muy tranquila, así como por algunas de las callejuelas. Una cosa que nos llamó la atención de toda la isla en general y de Costa Teguise en particular es que, a pesar de ser el 80% apartamentos turísticos (y quitando los horribles hoteles construidos como moles), siguen una estética de casas bajas blancas con puertas verdes que hace no parecer algo tan turístico y conserva la esencia lanzaroteña.



Tras comer allí, seguimos la ruta hacia Arrecife, la actual capital. No empezamos muy bien, ya que, tras ir al Viejo Barco de Madera en Punta del Cantito, tuvimos que cruzar una parte de la ciudad bastante “degradada” que cambió completamente tras cruzar la Plaza de la Constitución. Es decir, alejándonos de la zona céntrica moderna y peatonal en algunas calles, los alrededores están bastante dejados. Si bien, la parte del Castillo de San Gabriel, ubicado en una pequeña isla, la Plaza de las Palmas y la Bahía de Arrecife nos encandiló.






DÍA 2. Caldera Blanca y Caldereta- Playa de las Malvas – Casa Museo del Campesino – La Geria
La Caldera Blanca es uno de los volcanes pertenecientes al Parque Nacional del Timanfaya. Como habíamos leído que en la visita oficial al Timanfaya no puedes bajar del autobús, decidimos hacer una caminata hacia alguno de los volcanes, siendo estos los más accesibles. Una vez llegamos al Centro de Interpretación, nos comentaron que se hace una simulación de una erupción volcánica. Eran las 9:23 y comenzaba a las 9:30 ¡PERO YA HABÍA EMPEZADO! Así que nos quedamos sin verla y nos dirigimos directamente a los volcanes. Nosotros no subimos a la cima de la Caldereta pero si a la de la Caldera Blanca.




Además, esta opción nos sirvió para explorar el entorno desde el cráter de la Caldereta (accesible ya que antiguamente se practicaba la actividad agrícola en su interior) y desde la parte de arriba la Caldera Blanca. Tardamos unas 2 horas y media o tres aproximadamente, parándonos en los paneles explicativos que encontramos por el camino y es super importante que vayáis pronto (NO mas tarde de las 10:00) ya que, aunque amanezca nublado y con aire fresco, el sol a partir de las 11:30 – 12:00 no os dará tregua. A pesar de que hemos leído que en algunas zonas la caminata es complicada, nosotros la vimos apta para todo el mundo, teniendo en cuenta las subidas y bajadas y andar por zonas algo complicadas por el terreno de lava que estaréis pisando.





Tras esto, decidimos coger nuestros bocatas y comer en la Playa de las Malvas. Una preciosidad de playa de arena negra no abrasadora, con el agua de unos colores alucinantes y un escenario espectacular para relajarse. Eso sí, no para bañarse, a menos que os guste morir congelados. Una parte del camino en coche es de tierra, algo habitual para acceder a varias playas de la isla, así que no os asustéis, que llegaréis más pronto que tarde.


Por la tarde, accedimos a la Casa Museo del Campesino. No estaba al 100% abierta, pero pudimos disfrutar de gran parte de ella. Nada os voy a contar sobre ello ya que creemos que CESAR MANRIQUE se merece un post solo para él.
Por último, nuestro día terminó con la visita a La Geria, una de mis zonas favoritas (Raquel). Es una zona aprovechada para la plantación de vides. Es decir, imaginaos en un entorno totalmente volcánico, con el suelo prácticamente negro, viñedos en toda su extensión, eso si, “enterrados” en picones y protegidos del aire con muros de piedra.



Es una vista realmente espectacular, que además de disfrutar por carretera, disfrutamos en dos de sus bodegas: Bodegas La Geria y Bodegas Rubicón. Esta última la visitamos por dentro (un muy pequeño museo) y catamos un par de sus vinos. Yo he de recomendar el Amalia Malvasia Seco, siempre y cuando os guste el vino blanco seco, claro (de uva tipo Chardonnay).



DÍA 3: TimaNfaya – ¿Playa del paso? – Charco Verde – Salinas y Playa de Janubio – Papagayo
Antes de nada: la visita al Parque Nacional del Timanfaya hay que pagarla EN EFECTIVO. Y decimos esto porque sí, tuvimos que irnos para atrás hacia un pueblo porque no aceptaban tarjetas de crédito. A pesar de eso, y su consecuente pérdida de tiempo (fuimos de los primeros en llegar), prácticamente no tuvimos que aguantar cola. De nuevo, tened en cuenta que la carga turística este año ha sido bajísima y, por lo que hemos leído, hay que estar super pronto allí para no pillar una cola de coches de 2 horas.

La visita, a pesar de que no se puede bajar del bus, fue bastante productiva, seguramente también por el hecho de que esperábamos que fuera bastante más floja. Consta de unos 40min de explicación en bus (en 4 o 5 idiomas) y la demostración de los géiseres. Entretenida y correcta. Os aconsejamos, eso sí, que llevéis algo de abrigo.




Tras esto, decidimos ir a El Golfo, donde íbamos a comer, y antes de ello, hacer una pequeña caminata (o eso creíamos) a la Playa del Paso. Este momento estará perfectamente descrito en “Cagadas”, pero en resumen y haciéndoos spoiler…¡NUNCA LLEGAMOS A LA PLAYA! La vimos muy de cerca, tanto que si nos hubieran tirado una cuerda, estaríamos abajo pero lloramos su pérdida. Era eso o quedarnos sin comer.





Después de comer, fuimos hacia el Charco Verde que se sitúa en el mismo pueblo. Es una laguna de color verdosa debido a un tipo de alga que habita en su interior, además del azufre característico de los volcanes. Mide unos 100 metros y, según mi madre, cuando ella fue de jovencita, era muchiiiiisimo más grande y la tenemos que creer. No se puede bajar directamente sino que es un mirador. Hay otro mirador muy cerca donde podéis ir si queréis volar. Sí sí, volar, porque casi es lo que hice yo, salir volando.


Una de las paradas que más nos apetecía del día eran las Salinas de Janubio, a pesar de ser únicamente desde algunos miradores. Según he leído, la puesta de sol es preciosa pero a nosotros nos venia un poco mal así que la hicimos por la tarde. Pero si tenéis la oportunidad de verlo al atardecer, hacedlo sin duda. Hay dos miradores especialmente geniales (cuidado con las puertas de los coches, que la mía estuvo a punto de salir volando conmigo cogida en el mango).



Un poco más adelante se encuentra la Playa de Janubio, de nuevo de arena negra, muy larga y donde prácticamente estábamos solos. El agua, congelada (yo solo conseguí meterme hasta las rodillas) pero se trata de un paisaje alucinante.


Por último fuimos a la Playa del Papagayo, quizás el tipo de playa a la que más estamos acostumbrados en la península: aguas calmadas y arena blanca. Preciosa, muy bien regulada con tema Covid (al menos cuando fuimos nosotros, tipo 18:30h) y, a pesar de que el agua sigue estando fría, es posible no perder todas las extremidades si os bañáis. Fue un buen final de día.


DÍA 4: Jameos del Agua – Cueva de los Verdes – Punta Mujeres – Mirador – Caleta del MOJÓN – Playa Isleta
Pasamos directamente a Punta Mujeres.
Tras haber estado en días anteriores en playas preciosas pero frías y picadas, nos apetecía probar con las piscinas naturales y nos dirigimos a Punta Mujeres. Si pensábamos que esta sería nuestra oportunidad, fallamos, ya que efectivamente son piscinas naturales dependientes del océano Atlántico y no nos iba a dar tregua. Las piscinas deben existir porque vimos alguna escalera, pero nada más. Eso si, ver un pueblo totalmente pesquero antiguo y blanco, sus rincones y con el mar tan picado también fue una experiencia bonita. ¡Y cualquiera se bañaba con el aire que hacía!




Después de comer nos fuimos hacia uno de los miradores gratuitos que teníamos vistos para observar la isla de La Graciosa, situada a unos pocos kilómetros de la isla de Lanzarote. En el mirador de Guinate estábamos solo unos portugueses y nosotros y disfrutamos de la isla de La Graciosa y del relieve tan accidentado de Lanzarote.


Por último nos fuimos, o eso pretendíamos, al Caletón Blanco. Pero estábamos nosotros y toda la isla. Tienen un parking malísimo, pero malísimo por la poca accesibilidad y nos fuimos a la cala de al lado, la Caleta del Mojón. Estuvimos prácticamente solos, arropados por unas construcciones para el aire parecidas a las que tienen en los viñedos. Eso sí, piedras escurridizas y agua muy congelada y picada


Parece ser que, después de todo esto, nos quedamos con ganas de hacer algo más así que, antes de cenar y muy cerca de donde dormíamos, teníamos la Playa de la Isleta. Realmente es un centro turístico, cerrado por el Covid, y donde entre piedras negras, pudimos ver un precioso atardecer con nuestras cervezas y patatas fritas.



DÍA 5: JARDÍN de Cactus – Teguise- Charco del Palo – FamarA
Último día en la isla donde nos encontramos por sorpresa, de camino al Jardín de Cactus, la Antigua Rofera, un paisaje realmente muy curioso. Aquí era donde antiguamente se sacaba el rofe (arena volcánica gruesa) para la construcción, jardines y cultivos de la isla.


Teguise es quizás nuestra ciudad preferida y la antigua capital de Lanzarote hasta mediados del siglo XIX. Dedicada al cultivo de la cochinilla del que se extrae el tinte para el color carmín, Teguise denota un aire noble y señorial gracias a su rico pasado. Perderse por sus estrechas calles, ver la plaza de la Constitución y comprar productos tradicionales de la isla es algo obligatorio. Nosotros destacamos, por ejemplo, una tienda llamada La Chata Sabores, donde compramos mojo picón y mermelada de cactus indio.





¡Y no os podéis ir sin visitar el Museo Mara Mao!. Aunque está cerrado, verlo por fuera es toda una curiosidad.


Para terminar, nos fuimos a la afamada Playa de Famara donde pudimos degustar un arroz caldoso alucinante y nos quedamos con las ganas de un bañito pero la tarde no acompañaba demasiado. Pasamos una tarde tranquila para acabar nuestra estancia en la isla.


QUÉ SE NOS HA QUEDADO EN EL TINTERO
Bien por falta de tiempo, por falta de ganas o por tema covid, hay algunas cosas que se nos quedaron en el tintero.
- Casas de Cesar Manrique: cerradas por Covid.
- Museo Lagomar: por horarios, no pudimos hacerlo coincidir.
- Playa de la Canteria, Los Charcones, Los Hervideros, Playa Quemada: fueron unos días de vientos y oleajes fuertes y, teniendo en cuenta que tampoco somos mucho de playa, suprimimos algunas zonas de costa.
- Volcán la Caldera (zona norte): tras ver la Caldera Blanca, pensamos que este volcán se quedaría corto y nos quitaría tiempo para ver otras zonas más tranquilamente. Acertamos.
- La Graciosa: para ir hubiéramos necesitado un día entero más o haber apretado algo más los días. Cuando volvamos, lo haremos.
Aquí os dejamos el mapa con todas nuestras paradas, parkings, restaurantes… que hicimos. En posteriores posts os detallaremos sitios dónde comer, donde dormir, algunos tips,…
¡Nos vemos pronto!
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