Muchos seréis los que, en este año 2020 apostaréis por el norte de España para vuestras vacaciones. ¡Y no es de extrañar! En nuestro roadtrip del año pasado disfrutamos muchísimo por tierras norteñas: naturaleza, gastronomía, cultura, tranquilidad…
Y es por ello por lo que hoy os venimos a recomendar algunos pueblos costeros del País Vasco, Asturias y Cantabria. La mayoría son pequeños pueblos marineros donde podréis pasar parte del día recorriendo sus calles y disfrutar de su gastronomía.
Al final de la entrada, os dejaremos un mapa con las zonas donde aparcamos, así como los puntos más importantes a visitar y aquellos restaurantes que nos encantaron.
BERMEO (Pais Vasco)
Situado en Vizkaya, a unos 40 minutos en coche desde Bilbao, Bermeo es un pueblo muy vinculado actividad pesquera y las conservas de pescado. Y es gracias a ello por lo que queremos destacar su Museo del Pescador, dedicado exclusivamente a la vida y el trabajo de los pescadores vascos y donde encontraréis antiguas embarcaciones, la evolución de sus técnicas de trabajo y comercio y la historia de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi. El Arrantzaleen Museoa se encuentra en la antigua Torre de Ercilla del siglo XV. Una de las cosas que más nos gustaron es que, en una de sus plantas, podréis comprobar in situ olores de mercancías, de alimentos y de especias así como las variantes dialécticas propias de cada territorio.




La entrada cuesta 2 euros y os servirá para acercaros un poco a la cultura de la costa vasca de una forma bastante didáctica y amena. Eso sí, prepararos para subir sus cuatro plantas de escaleras a pie.
Tras ello, otra de las formas de conocer Bermeo es darse un paseo por el puerto y recorrer sus pequeñas calles hacia arriba y hacia abajo. Es muy conocida la imagen de su puerto, con los barcos blancos y azules.





Por último, como no podía ser de otro modo, compramos unas conservas de pescado (sardinas y atún) que nos sirvieron de cena con un buen pan. Como os hemos comentado, durante gran parte de su historia, el comercio del pescado les ha mantenido a flote y aun hoy, el sector primario es el más importante de la ciudad. Por eso, contribuir a su crecimiento y a la conservación de estas costumbres nos pareció una forma genial de agradecérselo.
Aparcar nos resulto bastante fácil.
CASTRO URDIALES (Cantabria)
Conocida también como la Flaviobriga romana, este pueblo de la costa cántabra esta ubicado encima de un castro romano y conserva un casco viejo declarado Conjunto Histórico.
A la llegada, nuestra sorpresa fue, además de las nubes negras que teníamos encima que no iban a tardar en descargar, una competición de atletismo de niños y adultos que dinamizaba el sector comercial y que nos aportó una visión diferente del pueblo en general.
A partir del Paseo Ocharan Mazas, encontraréis una zona semi-peatonal donde comienza una pequeña avenida, dándonos la bienvenida al puerto y a la ciudad antigua. En el castro se encuentra la Iglesia de Santa María, construida entre los siglos XIII – XV y, según dicen, la mejor construcción del Gótico cántabro. Desafortunadamente, nosotros no pudimos entrar ya que estaba cerrada y no tenia visos de abrir. Junto a la iglesia se encuentra el Castillo – Faro, actualmente adaptado para exposiciones temporales así como, en días poco ventosos, es posible subir a la parte superior. Por último, está el puente medieval adosado al faro, donde el agua del mar choca contra sus muros.










A tan solo 30 minutos de Bilbao, Castro Urdiales es una muy buena opción para pasar una mañana o una tarde.
SANTILLANA DEL MAR (Cantabria)
Cierto es que Santillana no es un pueblo costero, pero la pequeña trampa reside en su nombre, porque ni es Santa, ni Llana, ni tiene Mar. Su nombre proviene de la Edad Media, cuando un pueblo empezó a estructurarse alrededor de la Basílica de Santa Juliana o, en latin, Sancta Iuliana. Pero aun así, para nosotros casi es cierto lo del mar, por el diluvio universal que nos cayó encima. Aun así, Santillana es un pueblo precioso y donde os recomendaremos donde comer.
Cierto es que se trata de uno de los pueblos cántabros más turísticos, más aún si cabe porque muy cerca se encuentran las prehistóricas Cuevas de Altamira; no obstante, y quizás gracias a ello, podríamos decir que están bien adaptados a las “multitudes”. Tienen varios aparcamientos gratuitos, tanto para autobuses (si vais de excursión organizada) como para vehículos privados, por lo que el tema parking está bien solventado.
Forma parte de la red de los pueblos más bonitos de España y no es de extrañar. Desde que salís del coche, os adentráis en un pueblo de piedra gris y tejas, organizado prácticamente entorno a 2 o 3 calles principales. Una de ellas, la más amplia termina en la plaza religiosa y, por tanto a la Colegiata de Santa Juliana. Por esta calle, la más comercial de Santillana, os chocareis con multitud de pequeños comercios locales, algunos de ellos dedicados a la cerámica y la cestería y restaurantes con pequeños jardines interiores. Desde la Colegiata sale otra de las calles, esta vez más tranquila, que da acceso a la antigua plaza del mercado y donde hoy también se sitúa el Ayuntamiento, en la Antigua Torre de Don Borja. Atravesando la plaza y volviendo al punto de inicio, podremos recorrer algunas calles vacías, tranquilas y sin apenas comercios que os permitirán disfrutar mejor del pueblo.




Si os gustan las cosas un poco más macabras, está el Museo de la Tortura e Inquisición, con multitud de instrumentos de tortura. La entrada son 4 euros y está abierto todos los días.
Por supuesto, no os podéis perder la gastronomía cántabra y, por ello, os aconsejamos el restaurante “Los Blasones” que encontramos por casualidad antes de sacar la canoa y empezar a remar. Tienen un pequeño jardín interior precioso donde podréis comer tanto bajo el sol como bajo su porche.



COMILLAS (Cantabria)
Conocida por su relación con Gaudí, Comillas, también llamada “villa de los arzobispos” destaca por su antigua universidad pontificia (ahora en Madrid), por sus antiguos baños de oleaje y por su pasado aristocrático y noble, gracias a la frecuencia con la que la familia real española pasaba sus veranos durante la segunda mitad del siglo XIX, así como por ser la primera localidad española con luz eléctrica en sus calles.
El Capricho de Gaudí, es quizás el edificio más imponente y reconocido de Comillas. Recordemos que Gaudi únicamente construyo 3 edificios fuera de Cataluña: el Capricho, la Casa Botines en León y el Palacio Episcopal de Astorga.
Construida para el indiano Máximo Diaz de Quijano y concebida como una casa de vacaciones y descanso, todo el edificio está decorado con azulejos cerámicos y cartelas de ladrillo que dan pie a estructuras orientales, pero también mudéjares y nazaríes.



Un espectáculo para la vista, sin duda, que os transportará también, si la conocéis, a la Casa Vicens en Barcelona. La entrada cuesta 7 euros y, si queréis mi opinión, su visita es obligada. Lo mejor será que compréis la entrada por Internet (donde os dan fecha y hora exactas) ya que, si queréis mayor flexibilidad, el precio asciende a los 10 euros (https://tickets.elcaprichodegaudi.com/).
Tras ello, el paseo por Comillas os reafirmará en la idea de los indianos y la nobleza, además de la importancia con respecto a la iglesia. Os sorprenderá el edificio de la antigua Universidad Pontificia, construida por otro catalán modernista, Domenech i Montaner y que hoy en día es Seminario Mayor.



SAN VICENTE DE LA BARQUERA (Cantabria)
Seguimos descubriendo la costa cántabra y San Vicente de la Barquera no puede faltar. Una villa marinera de nuevo, pero esta vez tendréis que sacar un poco más de fuerza, ya que tanto el Castillo como la Iglesia de Santa María de los Ángeles se encuentran en la parte superior de la ciudad.
La primera construcción de la ciudad fue, por supuesto, el Castillo del Rey y, como tal, fue ubicado en la zona más alta de la costa. Gracias a este castillo, en la zona baja se comenzó a construir la villa en el siglo VIII; no obstante, el castillo que os encontraréis es del siglo XIII. Fue la construcción defensiva junto a la muralla que rodeaba la villa. Hoy en día se utiliza como museo y para exposiciones con un horario muy limitado.




Por otro lado encontramos la Iglesia de Santa María de los Ángeles, comenzada a construir a finales del siglo XII y finalizada en el siglo XIX con el campanario. Por tanto, en su interior, hallaréis todos los estilos arquitectónicos desde el gótico hasta el neoclásico.
En la parte posterior a la iglesia y el castillo está la panorámica natural más bella, paisaje perteneciente al Parque Natural de Oyambre, de casi seis mil hectáreas.




¡Ojo! En la calle por la que subiréis, llamada «Pedro Antonio» hay un mirador por el que tenéis que pagar, si no nos equivocamos 5 euros. Veréis exactamente lo mismo y de forma gratuita desde el mirador de la iglesia.
Para terminar, podéis daros un paseo alrededor del puerto y tomaros una cerveza o, en nuestro caso, un chocolate caliente (sí, en pleno Agosto fue necesario)
LUARCA (Asturias)
Ya en Asturias, y haciendo casi frontera con Galicia, nos encontramos este pequeño pueblo, localidad de paso del Camino de Santiago y ciudad natal de Severo Ochoa.
Antes de bajar al pueblo y al puerto, no podéis empezar la visita sin pasaros por el faro y la ermita de la Blanca donde destaca el cementerio, totalmente blanco y con una vista espectacular hacia la costa.


Nosotros, por ejemplo, decidimos dejar aparcado el coche aquí, en las alturas para posteriormente bajar a comer, dar un paseo y después subir de nuevo al aparcamiento. Tened en cuenta que, en la parte de abajo de Luarca, encontrar aparcamiento es muchísimo más complicado.
Tras comer en «La Gaviota” de forma espectacular 100% recomendado, decidimos darnos un paseo. Por el centro de Luarca fluye el río Negro, que es cruzado por 7 puentes. El más especial es el Puente del Beso que, por supuesto, guarda una leyenda trágica sobre dos enamorados decapitados al intentar huir por un amor imposible.





Además, si os interesa la vida y figura de Severo Ochoa, Premio Nobel de Medicina, encontraréis una pequeña ruta que os llevará por su casa natal, una exposición en la Oficina de Turismo y al cementerio que os he comentado anteriormente donde está enterrado junto a su esposa.
Hay muchísimos más pueblos por la costa del Norte de España que nos quedan aún por descubrir ¡y esperamos poder hacerlo pronto!
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