Costa Brava: Dos restaurantes, Dos realidades

Como ya os hemos comentado en algunas de nuestras entradas, nos encanta comer. Y aunque no somos unos sibaritas ni críticos culinarios, sabemos distinguir entre un BUEN restaurante y un restaurante sin más.

En nuestro pequeño fin de semana por la Costa Brava, quisimos catar su gastronomía marinera, ya que son famosos sus pescados y mariscos.

Como nos quedamos a dormir en Empuriabrava, decidimos reservar mesa en el restaurante “El Racó del Mar” ya que parecía uno de los más destacados de la ciudad según pudimos cotillear. Teníamos reservado a las 22:00 y, según su pagina web, hasta las 23:00 podía haber reservas, pero eso sí, la cocina cierra a las 23:00. Luego entendimos el porqué

Tienen varios menús en su carta: el menú diario de 15 euros (sin bebida), el surtido pica pica de 20 € y el menú pica pica de 25 €. Nosotros nos decidimos por el surtido pica pica porque al ser una cena, preferimos optar por una opción que nos llenara menos.

La cantidad en los platos es aceptable y la presentación está bien. El Menú constaba de pulpo a la brasa, pescaito frito, choco, gambitas fritas, calamares, jamón serrano, mejillones rellenos, almejas, navajas y patatas bravas. Lo más destacable fueron las bravas, el pescaito frito y las gambitas pero aún así, la calidad era curiosa.

Lo que peor llevé, y parecerá una tontería, fue la pata de pulpo. Le tengo mucha manía a los restaurantes que sirven el pulpo entero, sin cortar y sin apenas aderezar con su pimentón, su sal y su poquito de aceite

No vamos a decir que fuera una calidad pésima pero sí que confiábamos que no fuera de una calidad tan turística como la que nos encontramos. Quizás sea cierto que es de lo mejor que hay en Empuriabrava, pero para nuestro gusto, si queréis un marisco de calidad, este no es lugar.

Al día siguiente, siguiendo nuestra ruta, almorzamos en Cadaqués. Y teniendo en cuenta que Cadaqués también es un lugar turístico, filtramos bastante mejor. Es Racó d’en Dani es un “chiringuito”, cercano a la casa de Dalí y  a unos 20 minutos del centro de Cadaqués, subida va, subida viene. ¡Y este sí que no os lo podéis perder!

Tuvimos que esperar un rato (no más de 20 – 25 minutos) pero la espera valió y mucho la pena. Tienen una carta no excesivamente amplia, pero suficiente, ya que su calidad lo merece todo. En esa espera, y viendo pasar las sartenes y los platos se nos iban abriendo cada vez mas los ojos y, sobre todo, el estómago.

Nosotros nos pedimos unas patatas bravas (¿obsesión por las bravas? Que va), unas sardinas a la plancha y sepia a la plancha. Según vimos, los mejillones y los calamares también tenían pintaza. La calidad, tanto de sus camareros como de la comida fue excepcional. Y como no podíamos parar de comer, también nos pedimos postres, por supuesto, caseros. Si volvemos a Cadaqués, Martí se quedó con las ganas de mejillones así que no dudaremos en volver.

Los precios oscilaban entre los 9 – 12 euros por ración y los 4 – 5 euros por postre.

¡Ojo! El Parking a su lado, que veréis en Googlemaps es de pago; sin embargo, antes de llegar tenéis la calle directa donde aparcar será gratuito así que si encontráis sitio (nosotros lo conseguimos) os ahorráis unos eurillos.

Tras la comida, enfrente, tenéis la opción de hacer kayak, de ir a la Casa de Salvador Dali (abre a partir del 13 de Julio por tema Covid-19) o de asomaros por Cadaqués, aunque esto ultimo tomároslo con mucha paciencia, ya que con la tripa llena es mas difícil subir y bajar cuestas.

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